La organización del mundo está transformándose
a todos sus niveles, después de todo el universo es cambio permanente a partir
de leyes inmutables. Algo así como la posibilidad de crear infinitas piezas
musicales a partir de siete notas musicales o de producir una composición cromática
desde los tres colores básicos. Esta es la riqueza de la creación que
posibilita un mundo infinito a partir de la esencia de lo que es.
De una forma análoga cada ser
humano es una posibilidad de acuerdo a su esencia humana. De la misma forma que
el sonido de la nota “la” no es el mismo que el de la nota “do”, ni el color “carmesí”
es el “turquesa”; “tu” ni “el” sois iguales a “mi” si bien los tres pertenecemos
a un mismo conjunto de la realidad: la especie humana. No somos iguales sino
semejantes. En el fondo siempre lo hemos sabido, ¿por qué sino la inquietud
interna y eterna de encontrar nuestra identidad individual, nuestros límites y
posibilidades, para sentirnos integrados en el universo? Y en esa búsqueda nos
hemos perdido en el discurso social e igualitario que nos quiere hacer como el
otro empobreciendo el mundo en que vivimos. Si la educación nos llegase a hacer
igual a nuestro semejante no existirían individuos sino máquinas y la humanidad
dejaría de ser humana al renunciar a la libertad, al negar uno de los rasgos
esenciales de especie que la caracterizan, el de la creatividad individual.
Esta tendencia dominante a escala
mundial que nos conduce a ser pseudohumanos se equilibrará por si misma aunque
con grandes costes. El actual modelo socio/económico, un gran mercado de
consumidores a la par que de agotamiento de los recursos naturales para la
producción de bienes y servicios, es inviable en un escenario de superpoblación;
la naturaleza está en el límite de poder sostener la especie humana en el
planeta tierra. Una redistribución de la población y de sus capacidades está
teniendo lugar de forma silenciosa e imparable. La pobreza material, la
insatisfacción emocional y precariedad espiritual a la que ha conducido el
consumo como fin, la tecnología como sistema funcional y modelo de la
interacción humana y la ciencia materialista como vía de conocimiento del
universo se están retrotrayendo en favor de las artes y las humanidades, del
deseo de armonía individual y colectiva y de formas de conocimiento más
inductivas que son a la postre las que han guiado los avances en la historia de
la humanidad tantos en las artes como en las ciencias. Un nuevo equilibrio
entre el ayer y el mañana está teniendo lugar. Un nuevo modelo está emergiendo con
pujanza desde hace tres décadas, los pilares del mundo que viene se están forjando
con una nueva mirada a la naturaleza del universo, al papel de la humanidad en
la creación de la que forma parte y a la conciliación de la existencia
individual en el grupo humano. La economía del talento es la economía del
porvenir.
La naturaleza es la gran maestra
y nos está recordando algo que la humanidad como colectivo olvidó pero que
resuena en nuestra memoria: cada ser vivo está dotado de forma innata de una
identidad diferencial para cumplir una función en la humanidad y la Creación.
La Creación nos asigna un espacio concreto en el mundo que debemos ocupar. La
forma de encajar en él no es otro que atreverse a ser fieles a uno mismo. Entonces
los rasgos esenciales de cada individuo se expresaran, podremos reconocernos y
nos daremos cuenta del tesoro que portamos: el talento, esa organización innata
del potencial humano original y única en cada ser que le especialmente apto y valioso
en cuanto es capaz de cumplir eficientemente una función de forma natural, espontánea
y satisfactoria. A través del talento el individuo encaja en el grupo y la
sociedad, el otro se hace valioso en cuanto le permite ser y le percibe como un
colaborador global del que obtiene lo mejor que puede ofrecer, en definitiva armoniza
su vida con otra de orden superior dando sentido a su existencia. El talento es
el modelo de la economía libre, rica y próspera que está emergiendo, una economía
eficiente y rentable que optimiza la capacidad y la energía humana dirigida a
fines superiores de la especie en la Creación. El mundo está cambiando, lo
vemos a diario en que las fórmulas que cumplieron su papel en la evolución están
caducas y en la aparición de nuevas luces que guiarán el desarrollo mundial de
acuerdo a las posibilidades que brinda la esencia de la naturaleza. El miedo, síntoma
de la indefensión ante la incertidumbre que paraliza nuestra capacidad y ahoga
el futuro, dará paso, en quien se atreva a ser uno mismo y despliegue su
talento, a alegrarse del milagro de la vida.
Arqueología del Talento©
es una exitosa metodología pionera que incorpora el conocimiento inductivo para
que las personas reconozcan por si mismas su talento natural y su espacio en el
mundo; un eficiente y original modelo que otorga al individuo la confianza y el
valor en sí mismo permitiéndole atreverse a ser él que es y hacer uso del poder
del que está dotado. Y el Club Genial© es el espacio de encuentro de los Arqueólogos
del Talento. En la siguiente entrevista Susana Espelleta entrevista al creador
de Arqueología del Talento y hablan entre otras cosas de uno de los proyectos
que llevaron a cabo en el Club Genial, la realización del corto cinematográfico
“Desde los ojos de la inocencia” en el que participaron distintos miembros del
Club Genial según sus talentos. Un corto que tras ganar el premio en el
Festival Internacional de Houston se presentó en Cannes. Y es que el talento es
innato, no se aprende, solo hay que liberarlo y ponerlo en acción.