
propósito, parece recorrer un camino de adversidades, contrariedades e
incomprensiones; incluso llega a enfrentar la paradoja de negar la misma vida
pero todo no es más que una ilusión. La sorprendente historia del matemático
autodidacta Srinivasa Ramanujan es un claro ejemplo de que la ruta del talento
es nuestro camino apropiado.
Ramanujan nació en una familia de
brahmanes en Madrás a finales del siglo XIX. Creció muy apegado a su madre y su
debilidad física le hizo padecer continuos problemas de salud durante su corta
pero fecunda vida. En su niñez rehuía
asistir a la escuela hasta el punto que la familia le puso un policía para asegurarse
de asistencia. Fue a los diez años
cuando entró en contacto con la matemática cuyo lenguaje parecía ser el suyo
propio, mostrando una especial inclinación hacia la geometría y las series
infinitas. A los trece años ya descubría teoremas sofisticados por su cuenta. A
los dieciséis sus compañeros decían de él que raramente le comprendían. Se
dedicaba por su cuenta a investigar los números de Euler y otras cuestiones en
las que estaba tan ensimismado que habiendo recibido una beca para seguir sus
estudios la perdió por no tramitarla. Las matemáticas le absorbían día y noche,
y de nuevo perdió la oportunidad de adquirir una educación formal al no superar
las pruebas de acceso a la universidad al relegar el conocimiento de otras
materias. Ramanujan poseído por su talento siguió su camino particular que le
condujo a vivir en un estado de pobreza rayana a la inanición. Solo las
matemáticas parecían alimentar su solitaria e incomprendida existencia.
brahmanes en Madrás a finales del siglo XIX. Creció muy apegado a su madre y su
debilidad física le hizo padecer continuos problemas de salud durante su corta
pero fecunda vida. En su niñez rehuía
asistir a la escuela hasta el punto que la familia le puso un policía para asegurarse
de asistencia. Fue a los diez años
cuando entró en contacto con la matemática cuyo lenguaje parecía ser el suyo
propio, mostrando una especial inclinación hacia la geometría y las series
infinitas. A los trece años ya descubría teoremas sofisticados por su cuenta. A
los dieciséis sus compañeros decían de él que raramente le comprendían. Se
dedicaba por su cuenta a investigar los números de Euler y otras cuestiones en
las que estaba tan ensimismado que habiendo recibido una beca para seguir sus
estudios la perdió por no tramitarla. Las matemáticas le absorbían día y noche,
y de nuevo perdió la oportunidad de adquirir una educación formal al no superar
las pruebas de acceso a la universidad al relegar el conocimiento de otras
materias. Ramanujan poseído por su talento siguió su camino particular que le
condujo a vivir en un estado de pobreza rayana a la inanición. Solo las
matemáticas parecían alimentar su solitaria e incomprendida existencia.
Teniendo 22 años su madre le
organiza una boda. Su nueva situación le obliga a buscar un trabajo remunerado
para mantener a su mujer pero la fortuna parece esquivarle. La pobreza y su
débil salud se agudizan. Temiendo por su vida y sintiendo que su investigación
no puede irse a la tumba con él, hace llegar sus cuadernos (el conocido
cuaderno de Ramanujan) a diversos profesores de matemáticas a través de un
amigo. Todo parece ir en su contra. Ni su investigación matemática es
reconocida, ni su búsqueda laboral rinde frutos. Recupera sus cuadernos que se
los presenta al funcionario Ramaswamy Aiyer como aval para obtener un empleo.
Este funcionario que ha fundado la Sociedad Matemática de la India reconoce su
extraordinario talento matemático al examinarlos. Por fin alguien parece comprenderle
y apoyarle, alguien que no está dispuesto moralmente a ahogar semejante genio
en los peldaños más bajos de una oficina administrativa y que comienza a
presentar su investigación a diversos matemáticos indios.
organiza una boda. Su nueva situación le obliga a buscar un trabajo remunerado
para mantener a su mujer pero la fortuna parece esquivarle. La pobreza y su
débil salud se agudizan. Temiendo por su vida y sintiendo que su investigación
no puede irse a la tumba con él, hace llegar sus cuadernos (el conocido
cuaderno de Ramanujan) a diversos profesores de matemáticas a través de un
amigo. Todo parece ir en su contra. Ni su investigación matemática es
reconocida, ni su búsqueda laboral rinde frutos. Recupera sus cuadernos que se
los presenta al funcionario Ramaswamy Aiyer como aval para obtener un empleo.
Este funcionario que ha fundado la Sociedad Matemática de la India reconoce su
extraordinario talento matemático al examinarlos. Por fin alguien parece comprenderle
y apoyarle, alguien que no está dispuesto moralmente a ahogar semejante genio
en los peldaños más bajos de una oficina administrativa y que comienza a
presentar su investigación a diversos matemáticos indios.
El brillante talento de Ramanujan
parece haber encontrado una vía para abrirse camino en la comunidad matemática
pero no todos creen en su integridad intelectual. La demostración de la autoría
y la veracidad de sus enunciados van a ser una constante en su vida. El
Secretario de la Sociedad Matemática de la India, Ramachandra Rao, duda que el
magnífico trabajo del joven matemático sea original y envía su investigación a
un notable matemático de Bombay, el profesor Saldhana, quien si bien no ha llegado
a comprenderla, manifiesta que el autor por ello mismo no puede ser un
farsante. Rao sigue dudando de Ramanujan hasta que asiste a una exposición de
éste sobre series divergentes y ante su brillantez queda convencido que está
ante un genio procurándole recursos financieros para proseguir sus
investigaciones. Ramanujan comienza a publicar en la Diario de la Sociedad
Matemática India pero su lenguaje tan brillante como escueto es inasequible a sus
lectores. Su excepcional talento parecía aislarle de los mortales.
parece haber encontrado una vía para abrirse camino en la comunidad matemática
pero no todos creen en su integridad intelectual. La demostración de la autoría
y la veracidad de sus enunciados van a ser una constante en su vida. El
Secretario de la Sociedad Matemática de la India, Ramachandra Rao, duda que el
magnífico trabajo del joven matemático sea original y envía su investigación a
un notable matemático de Bombay, el profesor Saldhana, quien si bien no ha llegado
a comprenderla, manifiesta que el autor por ello mismo no puede ser un
farsante. Rao sigue dudando de Ramanujan hasta que asiste a una exposición de
éste sobre series divergentes y ante su brillantez queda convencido que está
ante un genio procurándole recursos financieros para proseguir sus
investigaciones. Ramanujan comienza a publicar en la Diario de la Sociedad
Matemática India pero su lenguaje tan brillante como escueto es inasequible a sus
lectores. Su excepcional talento parecía aislarle de los mortales.
Acuciado por los problemas
económicos sigue buscando trabajo. Por fin lo consigue en el departamento de
contabilidad del Puerto de Madrás avalado por el profesor de matemáticas
Middlemast quien le describe como un joven de capacidad excepcional en matemáticas.
Ramanujan cumple con su trabajo con facilidad y rápidamente lo que le permite
seguir su investigación matemática en la que es animado por su jefe, Sir
Francis Spring, y su colega y tesorero de la Sociedad Matemática de la India, Narayana
Iyer. Ambos junto con Rao comienzan a presentar el trabajo de Ramanujan que
entonces cuenta 25 años a los matemáticos de la metrópoli británica.
económicos sigue buscando trabajo. Por fin lo consigue en el departamento de
contabilidad del Puerto de Madrás avalado por el profesor de matemáticas
Middlemast quien le describe como un joven de capacidad excepcional en matemáticas.
Ramanujan cumple con su trabajo con facilidad y rápidamente lo que le permite
seguir su investigación matemática en la que es animado por su jefe, Sir
Francis Spring, y su colega y tesorero de la Sociedad Matemática de la India, Narayana
Iyer. Ambos junto con Rao comienzan a presentar el trabajo de Ramanujan que
entonces cuenta 25 años a los matemáticos de la metrópoli británica.
Los primeros profesores
británicos devuelven los escritos de Ramanujan sin comentarios. El profesor
Hill del University College of London aprecia en el joven matemático indio un
cierto gusto y habilidad por las matemáticas pero su trabajo está lleno de
agujeros al carecer de la formación académica y los fundamentos necesarios para
ser aceptado por la Comunidad Matemática, prestándose a darle asesoramiento
para el desarrollo formal de su investigación. Cuando el profesor Hardy del
Trinity College of Cambridge comienza a leer el manuscrito que le envía
Ramanujan se debate entre sí está ante un fraude o ante unos teoremas difíciles
de creer. Hardy prosigue su lectura, queda impresionado por el trabajo sobre
series infinitas y finalmente al estudiar los teoremas sobre fracciones
continuas expresó “que le habían derrotado. Que nunca en absoluto había visto
algo parecido”. Ante su hallazgo Hardy pasa el manuscrito a su colega J. E.
Littlewood quien también queda sorprendido por la capacidad excepcional y
originalidad del joven matemático indio. Bertrand Rusell llega a decir que sus
colegas del Trinity creían haber descubierto al nuevo Newton.
británicos devuelven los escritos de Ramanujan sin comentarios. El profesor
Hill del University College of London aprecia en el joven matemático indio un
cierto gusto y habilidad por las matemáticas pero su trabajo está lleno de
agujeros al carecer de la formación académica y los fundamentos necesarios para
ser aceptado por la Comunidad Matemática, prestándose a darle asesoramiento
para el desarrollo formal de su investigación. Cuando el profesor Hardy del
Trinity College of Cambridge comienza a leer el manuscrito que le envía
Ramanujan se debate entre sí está ante un fraude o ante unos teoremas difíciles
de creer. Hardy prosigue su lectura, queda impresionado por el trabajo sobre
series infinitas y finalmente al estudiar los teoremas sobre fracciones
continuas expresó “que le habían derrotado. Que nunca en absoluto había visto
algo parecido”. Ante su hallazgo Hardy pasa el manuscrito a su colega J. E.
Littlewood quien también queda sorprendido por la capacidad excepcional y
originalidad del joven matemático indio. Bertrand Rusell llega a decir que sus
colegas del Trinity creían haber descubierto al nuevo Newton.
Ramanujan recibe una carta de
Hardy en la que le manifiesta su interés por su trabajo al tiempo que le
comunica que es «esencial que yo vea pruebas de algunas de sus
afirmaciones» invitándole a viajar a Cambridge. Su talento es ya
reconocido pero ha de demostrar sus proposiciones algo que le supone una
molestia pues implica desviarse de su natural forma de hacer en el curso de sus
investigaciones. Ramanujan le contesta diciéndole que “he encontrado un amigo
que ve mi trabajo con simpatía” pero se niega a viajar pues como brahmán no puede
abandonar su tierra y cruzar los mares. Las barreras culturales mantienen confinado
al prolífico matemático hasta que su madre, a la que está muy apegado, tiene un
sueño vívido en el que la diosa de la familia, Namagiri Thayar, le ordena que
«no prolongue por más tiempo la separación entre su hijo y el cumplimiento
del propósito de su vida». Ramanujan se embarca rumbo a la metrópoli en marzo
de 1914.
Hardy en la que le manifiesta su interés por su trabajo al tiempo que le
comunica que es «esencial que yo vea pruebas de algunas de sus
afirmaciones» invitándole a viajar a Cambridge. Su talento es ya
reconocido pero ha de demostrar sus proposiciones algo que le supone una
molestia pues implica desviarse de su natural forma de hacer en el curso de sus
investigaciones. Ramanujan le contesta diciéndole que “he encontrado un amigo
que ve mi trabajo con simpatía” pero se niega a viajar pues como brahmán no puede
abandonar su tierra y cruzar los mares. Las barreras culturales mantienen confinado
al prolífico matemático hasta que su madre, a la que está muy apegado, tiene un
sueño vívido en el que la diosa de la familia, Namagiri Thayar, le ordena que
«no prolongue por más tiempo la separación entre su hijo y el cumplimiento
del propósito de su vida». Ramanujan se embarca rumbo a la metrópoli en marzo
de 1914.
A su llegada a Cambridge, el
joven matemático indio causa una honda impresión. Hardy y Litllewood comentan
que “solo se le puede comparar con Jacobi o Euler”. Es el inicio de una
extraordinaria, fecunda y también estresante colaboración que durará cinco años,
de un relación entre dos culturas, la occidental representada por el inglés
Hardy, ateo y matemático riguroso, y la oriental, intuitiva y religiosa por el matemático
indio. Hardy se sorprendía de la capacidad prolífica de Ramanujan y de su resistencia
a probar sus enunciados algo que era necesario para ser admitido en los
círculos académicos. Nunca una demostración, nunca una explicación, solo cientos
de fórmulas que enunciaba a borbotones y que, con el correr de los años, han
resultado ser casi todas ellas ciertas. Ramanujan no concebía la matemática
como una profesión sino como una revelación de inspiración divina. «Una
ecuación para mí no tiene sentido, a menos que represente un pensamiento de
Dios» le dijo a Hardy quien no comprendía la fuente de tal prodigio de
enunciados matemáticos. Srinivasa Ramanujan parecía tener un acuerdo con los
dioses; lo importante no era la estructura, sino la revelación. Los
pensamientos de Dios le eran expresados a través del lenguaje matemático, de
ahí la belleza y originalidad de su obra. Fueron cinco años de estancia en
Cambridge en los que padeció graves problemas de salud, al cabo de los cuales
fue finalmente fue admitido como miembro del Trinity College (el primer indio
en alcanzarlo) y de la Royal Society por su investigación en funciones
elípticas y en la Teoría de los números. Enfermo de tuberculosis, regresó a la
India donde murió al poco de llegar en 1920 con 32 años de edad habiendo
cumplido el propósito de su vida, ese en el que las estructuras matemáticas de
los números se le revelaban para que fueran posibles muchos de los avances del
siglo XX.
joven matemático indio causa una honda impresión. Hardy y Litllewood comentan
que “solo se le puede comparar con Jacobi o Euler”. Es el inicio de una
extraordinaria, fecunda y también estresante colaboración que durará cinco años,
de un relación entre dos culturas, la occidental representada por el inglés
Hardy, ateo y matemático riguroso, y la oriental, intuitiva y religiosa por el matemático
indio. Hardy se sorprendía de la capacidad prolífica de Ramanujan y de su resistencia
a probar sus enunciados algo que era necesario para ser admitido en los
círculos académicos. Nunca una demostración, nunca una explicación, solo cientos
de fórmulas que enunciaba a borbotones y que, con el correr de los años, han
resultado ser casi todas ellas ciertas. Ramanujan no concebía la matemática
como una profesión sino como una revelación de inspiración divina. «Una
ecuación para mí no tiene sentido, a menos que represente un pensamiento de
Dios» le dijo a Hardy quien no comprendía la fuente de tal prodigio de
enunciados matemáticos. Srinivasa Ramanujan parecía tener un acuerdo con los
dioses; lo importante no era la estructura, sino la revelación. Los
pensamientos de Dios le eran expresados a través del lenguaje matemático, de
ahí la belleza y originalidad de su obra. Fueron cinco años de estancia en
Cambridge en los que padeció graves problemas de salud, al cabo de los cuales
fue finalmente fue admitido como miembro del Trinity College (el primer indio
en alcanzarlo) y de la Royal Society por su investigación en funciones
elípticas y en la Teoría de los números. Enfermo de tuberculosis, regresó a la
India donde murió al poco de llegar en 1920 con 32 años de edad habiendo
cumplido el propósito de su vida, ese en el que las estructuras matemáticas de
los números se le revelaban para que fueran posibles muchos de los avances del
siglo XX.
La vida de Ramanujan es un
ejemplo claro de la dedicación del talento al servicio para el que fue
concebido; de ser fieles a un Don y a un camino no elegido, de un talento y un
propósito que nos son dados por la naturaleza, que están inscritos en nuestra
individualidad al nacer y constituyen la esencia de nuestra razón de ser en el
mundo; de una labor que trasciende el trabajo como forma de supervivencia y la
búsqueda de honores, fama y popularidad. Y justo por ello la vida de Srinivasa
Ramanujan ha sido útil, ha merecido la pena y pasado a la historia universal
como la de un genio prodigioso de las matemáticas. ¿Quieres que tu vida merezca
la pena y cobre sentido? ¿Quieres saber cuál es tu Don y tu Camino? Arqueología
del Talento es una original metodología para que se revelen en ti tu singular
talento y propósito de vida en el trance hipnótico. Arqueología del Talento 15
años reconduciendo las historias de vida desde el talento.
ejemplo claro de la dedicación del talento al servicio para el que fue
concebido; de ser fieles a un Don y a un camino no elegido, de un talento y un
propósito que nos son dados por la naturaleza, que están inscritos en nuestra
individualidad al nacer y constituyen la esencia de nuestra razón de ser en el
mundo; de una labor que trasciende el trabajo como forma de supervivencia y la
búsqueda de honores, fama y popularidad. Y justo por ello la vida de Srinivasa
Ramanujan ha sido útil, ha merecido la pena y pasado a la historia universal
como la de un genio prodigioso de las matemáticas. ¿Quieres que tu vida merezca
la pena y cobre sentido? ¿Quieres saber cuál es tu Don y tu Camino? Arqueología
del Talento es una original metodología para que se revelen en ti tu singular
talento y propósito de vida en el trance hipnótico. Arqueología del Talento 15
años reconduciendo las historias de vida desde el talento.
P.D.: Un par de anécdotas sobre
el genio de Ramanujan:
el genio de Ramanujan:
– El número 1729 se conoce como
el número de Hardy-Ramanujan por el siguiente suceso contado por el propio
Hardy: “Recuerdo una vez que fui a verle (a Ramanujan) cuando estaba enfermo en
Putney (hospital). Había viajado en el taxi número 1729 y remarqué que me
parecía un número intrascendente, y esperaba de él que no hiciera sino un gesto
desdeñoso. «No», me respondió, «es un número muy interesante; es
el número más pequeño expresable como la suma de dos cubos de dos maneras
diferentes». En efecto: 13
+ 123 = 93 + 103 = 1.729
el número de Hardy-Ramanujan por el siguiente suceso contado por el propio
Hardy: “Recuerdo una vez que fui a verle (a Ramanujan) cuando estaba enfermo en
Putney (hospital). Había viajado en el taxi número 1729 y remarqué que me
parecía un número intrascendente, y esperaba de él que no hiciera sino un gesto
desdeñoso. «No», me respondió, «es un número muy interesante; es
el número más pequeño expresable como la suma de dos cubos de dos maneras
diferentes». En efecto: 13
+ 123 = 93 + 103 = 1.729
– El film “El indomable Will
Hunting” está inspirado en la figura del joven matemático indio Srinivasa Ramanujan.
Hunting” está inspirado en la figura del joven matemático indio Srinivasa Ramanujan.